Esta historia sucedió durante mis vacaciones inter-periodo de la universidad. Decidí ir a trabajar a un Parque Nacional para aprovechar el tiempo y adquirir algo de práctica, sólo que no tenia idea de que tipo de práctica.
Después de arreglar y concertar todo logre que me aceptaran durante una semana. Llegue un jueves a las oficinas del Parque, la secretaria me hizo esperar en una pequeña salita; yo estaba algo absorto en mis pensamientos, imaginando todo lo que haría; cuando una voz me desconcentro, me di la vuelta para ver quien me hablaba, para mi sorpresa, era un sujeto de unos cuarenta y pico de años muy alto y robusto con cabello negro ondulado, facciones varoniles adornadas con una marcada sombra de barba, y unos increíbles ojos color miel.
- Tú debes ser el muchacho que viene a trabajar, ¿no es así?
- Si…si, soy…yo (conteste difícilmente)
- Mi nombre es Miguel….
Cuando la secretaria interrumpió, me sonrió y entro a la oficina del director de la Fundación, me quede impactado y con su imagen en mi mente. Transcurrieron unos pocos minutos cuando la secretaria me hizo pasar. Al entrar a la oficina del Sr. Cepeda, el director del Parque, me estaba esperando y junto a él estaba Miguel sonriéndome.
Al salir de la oficina fui el hombre más feliz del mundo, resulto que el increíble sujeto seria el guarda recursos que trabajaría conmigo toda esa semana.
El viernes temprano estaba de vuelta en la Fundación esperando que llegara. Al entrar por esa puerta volvió a impactarme y sonreírme.
- ¿Estas listo para trabajar?
- ¡Claro! (para lo que fuera, siempre que fuera con él)
Ese día lo pase entero con él, explicándome y mostrándome en que consistiría el proyecto para el que fui a trabajar, el problema era que no podía evitar el distraerme viendo su torneado y velludo pecho, que se asomaba por su desabrochada camisa, y el enorme bulto entre sus piernas, que se marcaba en sus ajustados jeans.
En fin pasaron los días y fuimos conociéndonos mejor (no sólo era increíblemente atractivo sino que era un hombre muy interesante) y a llevarnos bien a pesar de la diferencia de edad; yo había dejado atrás mi nerviosismo para mostrarle mi faceta extrovertida. Trabaje a gusto con él en todos los aspectos.
Llego el miércoles de la semana siguiente, el trabajo ya estaba terminado antes de lo previsto, por lo que él me llevo ese día a la entrada Este del Parque una zona poco visitada, ya que era algo alejada, estaba entusiasmado por ir y pasármela en grande en mi ultimo día, sólo que no tenia la menor idea de cómo sería.
El lugar se llama “Zacate” es hermoso: vegetación exuberante, clima agradable y con el sonido de cascadas en todo lugar.
Era como eso de las diez, Miguel y yo incursionamos un poco sólo para detenernos a almorzar en unas pozas de agua cristalina, rodeadas de majestuosos árboles que formaban un tupido dosel sobre nosotros. Después de comer y recobrar el aliento nos sentamos junto al agua.
- Que te parece si nadamos un poco (me pregunto)
Esa pregunta me puso algo nervioso e incomodo, le conteste que no tenía traje de baño.
- Y que yo tampoco, podemos nadar en calzoncillos, sólo estamos
nosotros.
- Esta…bien (le respondí algo nerviosos, ya que no desaprovecharía la oportunidad)
Él se incorporo y comenzó a quitarse la ropa, me puse sumamente nervioso y excitado, al retirase la camisa descubrió su robusto torso cubierto de exuberantes vellos rizados; brazos musculosos, pecho definido y estomago algo abundante; luego se saco los burros y el pantalón pudiendo apreciar su enorme paquete apretado en un corto calzoncillo, tipo slip, blanco trasparentado haciendo visible su peluda ingle.
De inmediato se zambulló y me dijo de que era mi turno, yo me inhibí y me puse más nerviosos, pero lo supere, me desnude rápido y me metí al agua; estando en las pozas me tranquilice un poco y trate de que no se me notara la erección que traía.
Me acerque a una roca para descansar un rato cuando sentí un roce entre mis piernas, de inmediato me di la vuelta, obviamente era Miguel, estaba parado frente a mí con una mirada penetrante y una sonrisa pícara; yo no pude producir sonido alguno y mucho menos cuando de un arrebato sujeto mi verga y comenzó a masturbarme diciéndome:
- Vaya que ya la tienes bien dura, si ya sabía yo que te gustaba.
Acaso crees que no me daba cuenta de cómo me mirabas.
- Yo…yo…. (Quise responder)
- Cállate y siente lo que es una verdadera verga.
Diciendo esto sujeto mi mano y la puso contra su enorme equipo que crecía más y más, tanto que tuvo que bajarse el calzoncillo, dejando salir esa enorme verga de unos 20 cm y no sólo era enorme sino que gruesa, venosa, peluda y con una gran cabeza.
- Que espera mámala de una vez. (Me ordenó)
Obedecí de inmediato, me la metí a la boca todo lo que pude y comencé a succionar de abajo hacia arriba, él sólo jadeaba y me pedía que no me detuviera (y no era mi intención), se la chupaba incansablemente acompañándola de largas lengüetadas en su jugoso glande que ya arrojaba delicioso líquido pre-eyaculatorio. Estuve manándosela por un rato descansado sólo para darle chupadas ocasionales a sus gruesos y peludos huevos, uno por uno y luego ambos. Luego me pidió que me detuviera para poder durar un poco más.
Así fue como me incorpore y comencé a chupar su delicioso pelo en pecho, me excitaba el sentir como se encolchaban en mi lengua, continué por todo su pecho hasta terminar en sus jugosos pezones, erizados y duros por la excitación; les daba tiernos besos para terminar con salvajes mordidas, él solo gemía y pedía más; fue así que continué con la ardua tarea de su torso peludo, pase de su pecho y fui descendiendo por su estomago y fue ahí donde me entretuve para juguetear con su obligo (donde de arremolinaban sus gruesos y negros vellos); después descendí aún más hasta su ingle, mi boca ya estaba seca y fue justo cuando me pidió que lo besara. Cuando nuestras bocas se juntaron en una intensa explosión de placer me deje poseer por su lengua y labios carnosos, fue una larga y caliente seria de besos que terminó cuando me dijo:
- Ya no aguanto más, sigue manándola.
- Sí… (Respondí) y espero que tengas mucha leche, por que tengo una increíble sed.
Entonces volví a la labor de deleitarme con una serie de chupetadas a su enrome verga (que estaba más gruesa y roja que nunca), las mamadas eran voraces y acompañadas de los movimientos de mi mano para masturbarlo simultáneamente, gritaba que no me detuviera y se aferraba con sus rudas manos en mi cabeza, cuando de pronto su semen empezó a salir en numerosos chorros bañando por completo todo mi rostro y boca, estaba saturado de su tibia y espesa leche, sabia tan exquisita que no deje que cayera una gota al agua. Al terminar de limpiársela con mi boca, me ayudo a incorporarme y me dijo:
- Ahora es tu turno y luego veras lo que te espera.
Me llevo a la orilla, me acostó, y quito el calzoncillo y comenzó a chupármela completamente muy despacio como saboreando una paleta, era una sensación increíble, la mamaba al detalle y le daba lamidas a la parte inferior de mi glande que me hizo gritar como nunca antes lo había hecho. Mientras me la chupaba pasaba su mano por mi ingle enredando sus dedos entre mis vello y luego los pasaba acariciando mis huevos, hacia esto con la izquierda ya que había reservado la derecha para rozar mi ano, con movimientos circulares que me hacían gemir entre dientes. Depuse de un rato seso para comenzar a chuparme los huevos, y luego descender a mi ano y deleitarme con los roces de su lengua que iban dilatando y humedeciendo toda el área con cada movimiento, como preparando el camino para algo mejor.
Luego prosiguió manándomela hasta que pronto alcance el orgasmo; compartió conmigo el semen de su boca con un intenso beso. Yo estaba exhausto pero él NO… me pidió que me pusiera en cuatro y eso hice. (A pesar del cansancio que me invadía)
Estando en posición empecé a sentir como su inmensa verga entraba en mi ano, el dolor era tan intenso que mis gritos lo comprobaban, al principio no entro toda, comenzó a darle lentamente, ahora el dolor se transformaba en un placer indescriptible, con el tiempo su verga entraba más y más adentro hasta que pude sentirla toda, caliente y jugosa dentro de mi…
- Ahora vas a ver lo que es bueno, putito.
- Si, si cógeme…. (Le imploraba)
Las envestidas cada vez eran más rápidas y fuertes, sus huevos golpeaban mis piernas con cada movimiento y sus abundantes vellos acariciaban mi trasero. Pasó largo tiempo mientras yo estaba en lo máximo de la excitación, y fue así que volví a correrme y el no tardo mucho en acompañarme, su semen era tanto que se desbordaba de mi ano y se deslizaba por mis piernas. Al tiempo caímos rendidos y exhaustos.
Al regresar no hablamos mucho al respecto, él trataba de hablar de otras cosas y lo entendí. Llegamos de vuelta a la fundación, completamos todo lo que fuese necesario, recibí elogios y agradecimientos del Sr. Cepeda, pero ni una palabra de Miguel.
Así fue como terminó mi trabajo vacacional; no lo volví a saber nada de él, pero no me importo, porque lo que pasó son de esas experiencias únicas e increíbles que no pasan a diario.
Que disfruten sus masturbaciones……
El Autor de este relato fué Juan Manuel , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=4145&cat=craneo (ahora offline)