Vale, es cierto que me comporté como un cabrón con él, pero... ¿Acaso él no lo disfrutó tanto como yo?
Todo empezó hace 8 años, cuando mi padre decidió echarse novia. Yo vivía con él, y no se por qué, aquello me jodió demasiado. ¿Qué pintaba una desconocida en casa? Por más que intentaba ser maja conmigo, yo la trataba fatal, pero es que no la soportaba (lo sé, era el típico adolescente toca-pelotas), y no soportaba tener que compartir mi casa y mi padre con una tía que no conocía de nada...
Pero la cosa se volvió interesante cuando empezó a venir más a menudo a casa... y trajo a Lucas, su hijo, con ella. ¡Ahora resultaba que tenía un hermano pequeño! Yo tenía entonces 16 años, y él sólo 11, y encima era el típico niño formalito y mimado que nunca rompía un plato. Nada más verlo, me relamí los labios... ¡Lo bien que me lo iba a pasar fastidiando al crío, iba a servirme de venganza perfecta!
Desde el primer día le mandé recoger mi cuarto, hacer las tareas de casa que me correspondían a mí, me burlaba de él, le prohibía tocar la Play... Una vez le robé toda la ropa interior, y tuvo que ir al colegio sin calzoncillos; le acompañé hasta el patio del colegio y allí le bajé los pantalones! Fue genial ver su cara de susto, y cómo se rieron todos... ¡Y lo mejor de todo es que tenía tantas ganas de llevarse bien conmigo que siempre seguía siendo amable! ¡Me seguía como un perrito!
Un día me encerré en mi cuarto con una revista porno, y cuando estaba pajeándome entró Lucas preguntándome si podía quedarse conmigo. Yo me puse de mala hostia, y le solté: Te dejo que te quedes si me la chupas.
Sólo quería burlarme de él... imaginaos la cara que se me puso cuando me respondió: Vale.
Se puso de rodillas junto a mí, (yo seguía flipando), y bajó sus manos hasta acariciar mi pene. Yo aparté mis manos, completamente alucinado, dejando que Lucas hiciera lo que quisiera con mi polla. Y fue una buena decisión, porque el crío sabía mamarla de lujo!
Poquito a poco bajó su cara hasta mi miembro, empezó a besarlo despacito, como con miedo, pero cuando le puse la mano en el hombro para animarle, abrió la boca y se puso a darle lametones, como si fuera una piruleta. ¡Yo no me lo podía creer, me estaba poniendo a mil!
Cuando se la empezó a meter en la boca, yo no podía parar de jadear, nunca me habían hecho eso y me resultaba delicioso sentir sus labios rodeando mi pene, y cómo trataba de seguir lamiendo a pesar de tener la boca llena con mi miembro. Yo estaba descontrolado, empecé a acariciarle la espalda, el trasero, animándole a que lo hiciera más fuerte, le susurraba guarradas del tipo: Vamos, Lucas, trágatela entera... no pares... pequeño cabroncete, que bien la comes... me estás volviendo loco...
Estaba a punto de correrme, así que le agarré la cabeza y subí la cadera para que se la tragara enterita, impulsé su ritmo con una mano en su nuca, completamente cachondo, hasta que una descarga recorrió todo mi cuerpo, y con un tremendo orgasmo me corrí en su boca. No le dejé que se apartara, así que el semen terminó en su cara y sus labios.
Fue increíble, jamás había sentido un placer semejante. Él se limpió rápidamente con su camiseta, y completamente colorado, salió de la habitación.
No hace falta decir que seguí tratándole igual de mal, sólo que a partir de entonces mis putadas iban siempre hacia lo mismo: aprovechar y desahogarme con la zorrita que tenía en casa.
Seguiré escribiendo más sobre mi historia, no os podéis imaginar la de cosas que yo y mis amigos terminamos por hacer con Lucas!
El Autor de este relato fué Javi_xxx , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=13634&cat=craneo (ahora offline)