Hacía mucho que no iba a la porno-video-librería, ví algunas caras y cosas nuevas y algunos de los viejos conocidos.

Fuí con la mejor intención de comportarme y sólamente ver videos y cualquier actividad ilícita desde lejos, pero uno de los que me conocen me arregló un encuentro furtivo con un hombrezote que llegó a sentarse al rincón.

Tenía una barriga pequeña y una pinga no muy grande pero de tamaño agradable, fué delicioso sentirlo crecer y ponerse duro bajo las caricias de mi mano, luego me incliné y se la chupé léntamente, "despacio" me dijo.

Despues de unas cariñosas chupadas animadas por algunas caricias de su mano entre mis cabellos, el abuelo que me conocía se me acercó por atrás y mientras yo se la chupaba al gordito, él me acariciaba las nalgas a traves de la ropa.

Le saqué toda la leche a mi pareja de ese momento y me salí dejándolo con una gran sonrisa.

Me fuí a orinar y cuando volví había un américano grandote en el rincón. Se sacó el miembro y se lo empezó a frotar para hacerlo crecer y vaya que fué creciendo, claró que no desperdicié la oportunidad y me acerqué, sabedor de mis intenciones se encorvó para acercarme al punta de su carnosa lanza. Yo me incliné un poco y le bese la glande, animándolo a gozar de la calidez de mi cavidad bucal.

Empezó a mover rítmicamente su pelvis para penetrar mi cara, una y otra vez al tiempo que un par de mirones seguían nuestros movimientos con miradas febriles. Duro y duro me la metió hasta que soltó un chorro de mecos que luego luego escupí.

Se guardo el miembro, se cerró la bragueta y me dejó frente a la pantalla de video mirando como le daban por el culo a una rubia nalgona.

Uno de los mirones era un oriental que se había recalentado al mirarnos, se acercó invitándome a tocarlo, a traves de los pantalones le agarré la verga y la sentí un poco dura pero creciendo poco a poco, le bajé el ziper y metí mi mano para sentir la calidez de su carne, "ummm" gemí. "mamamela" me dijo y me inqué para gozarlo, me la metí completa y lo sentí firme enmi garganta, estaba calientísimo, recorrí con mi lengua y mis labios cada centímetro de su miembro y, como siempre, no faltó que alguien entró haciendo sonar la alarma y nos separamos disimuladamente para checar al recien llegado, no fuera a ser un policia o el dependiente de la tienda.

Cuando vimos que no había peligro volvimos al rincón, esta vez yo quería sentir un par de pellizcos en las nalgas, así que le tome el miembro y le ofrecí mis nalgas para que las acariciara a traves de la ropa. "¿Traes condón?" me preguntó.

Yo no traía preservativo por que, como dije, sólo iba a mirar, pero él sacó un paquetito, lo abrió y se lo pusó rápidamente, yo me voltee, me bajé los pantalones y me incliné ligéramente para facilitarle el acceso al objeto de su bajo deseo (y al mío también). Adentró aaahh!! una y otra vez me la metió completa y me llenó de placer. Al cogerme, me acarició los pechos y la espalda, me pellizco las nalgas y me mordió el cuello.

Despues de unos delicisícimos segundos extrajó su chorreante pene de mi cavidad anal y al hacerlo dejó dentro la punta del condón y soltó el resto de su leche sobre el piso. Nos vestimos y nos fuimos por caminos separados.

Yo de verdad que solo quería mirar pero ya veo que me es imposible...

El Autor de este relato fué William Delgado , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=3249&cat=craneo (ahora offline)

Más relatos gay eróticos gratis en relatosgay.infoenbolas.com